El estrés post traumático es real y afecta a la mayoría de las personas que experimentan -en persona o incluso a la distancia- una situación de violencia tanto natural como provocada. Es indispensable poner atención a los síntomas y seguir las recomendaciones para aliviarlo.
Las terapeutas especialistas de NeuroIngenia*, Regina Ojeda, Lorena Mendoza y Sharon Regalado, reflexionan respecto a cómo los últimos acontecimientos han sido hechos traumáticos, no solo para las personas que perdieron su patrimonio o a algún ser querido, sino también para todos los que lo presenciamos. Esto no se queda sólo en el momento, sino que, posterior a dichos eventos, suelen surgir una serie de síntomas como la desolación, depresión, ansiedad, culpa, enfado, junto con sensación de pánico o miedo y dolores de cabeza, así como continuo cansancio. Como consecuencia de esto, a muchos les cuesta trabajo conciliar el sueño por las noches o tener flashbacks (revivir el suceso en nuestra mente de forma frecuente), evitan a toda costa objetos, personas e imágenes que les recuerden el acontecimiento y, por el contrario, existen quienes continuamente sienten la necesidad de estar informados viendo imágenes o videos en medios de comunicación y redes sociales. Generalmente, esto provoca que nuestro sistema de alerta permanezca activo en todo momento, lo que lleva a que incremente nuestro nivel de ansiedad.
En los adultos.
En adultos, las manifestaciones anteriores son comunes y esperadas, sin embargo, si estas continúan en un periodo mayor a un mes o si su frecuencia e intensidad son elevadas, se podría desencadenar características de estrés postraumático. El estrés postraumático, suele aparecer por varias razones como:
- Los continuos flashbacks, ya que como se mencionó anteriormente obligan a pensar en lo que ha sucedido.
- Existe una parte del cerebro llamada hipocampo, que es la que procesa la memoria. Los niveles elevados de las hormonas del estrés, como lo son la adrenalina, pueden detener el procesamiento de los recuerdos del suceso (produciendo los dichosos flashback y pesadillas de forma constante).
- El estar en guardia, ya que solo se tiene en mente cómo reaccionar si es que la situación se vuelve a repetir.
- Los recuerdos del acontecimiento vivido mantienen los niveles de adrenalina elevados. Esta es la razón por la que nos sentimos tensos, irritables eliminando la posibilidad de relajarnos o conciliar el sueño.
Para poder enfrentar el estrés postraumático, es necesario tratar de volver a nuestras tareas cotidianas y practicar alternativas que pueden resultar efectivas como:
- Hacer ejercicios de relajación y respiración, también el yoga, meditación o tai chi, pueden ayudar a controlar algunos de los síntomas como la ansiedad.
- Consumir alimentos que mejorar la capacidad del sistema nervioso para manejar la ansiedad.
- Hablar de lo sucedido expresando pensamientos y sentimientos. Al hacerlo de manera constante, permitirá reprocesar lo vivido e incluso empezar a encontrar ciertas características positivas de aprendizaje.
- Hacer una lista de las cosas de las que estás agradecido a pesar de lo sucedido.
- Puntualizar las preocupaciones. Normalmente, creemos que es el suceso en general el que nos agobia, sin embargo, es de gran ayuda delimitar las situaciones específicas que nos generan mayor ansiedad (por ejemplo: que te quedes atrapado en algún lugar y que nadie sepa en dónde estamos)
- Una vez identificadas las situaciones, en medida de lo posible tomar acciones para prevenirlas. En relación al ejemplo anterior, podríamos descargar una aplicación para compartir con nuestras personas más cercanas nuestra ubicación, así siempre alguien sepa en dónde estuvimos.
- Psicoterapia: Al recordar el acontecimiento, analizarlo y darle sentido, la mente puede ejercer su trabajo normal de almacenamiento de los recuerdos y puede afrontar cosas nuevas.
- Terapia de grupo: Hablar con un grupo de personas que haya pasado por lo mismo o acontecimientos similares, esto puede ayudar a que no se sienta solo.
En los niños.
Sin duda alguna, también los niños son vulnerables ante estas situaciones catastróficas. En ellos el estrés postraumático se puede manifestar de forma diferente presentando síntomas como:
- Llanto frecuente
- Conductas regresivas (enuresis o chuparseel dedo)
- Alteraciones del sueño
- Terrores nocturnos o pesadillas
- Somatizaciones (mareos, vómitos, nauseas, fatiga, dolores musculares, escalofríos, hipersudoración)
- Miedo por separación o a la soledad
- Alteraciones conductuales
- Alteraciones cognitivas (pseudodemencia, anomia, dificultada para tomar decisiones y para concentrarse)
- Aislamiento social y absentismo escolar
- Movimientos faciales involuntarios como tics
- Pérdida de apetito
- Temores injustificados
- Aparición de rituales
Después de un evento traumático, no todos los niños presentan estrés postraumático, sino que existen preocupaciones normales que con el tiempo y con tú ayuda pueden ir disminuyendo. Dentro de estas se encuentran: mostrarse alterados, preocupados o con dificultades para comprender adecuadamente lo que pasó, problemas para comunicar lo que sienten y para expresar sus preocupaciones, confusión, dificultades para dormir, miedo o temor a dormir sólo, cambios en el apetito, ansiedad, preocupación por lo que va a pasar, miedo a que ocurra nuevamente, resistencia a estar solo e irritabilidad, explican las terapeutas de NeuroIngenia.
Paul Lenard Camacho, terapeuta especialista en niños, recomienda estas cinco opciones puntuales para ayudar a los pequeños a manejar mejor sus emociones:
1. Que expresen lo sucedido. Algunas técnicas incluyen juegos de rol, inclusión de las experiencias en la historia que cuentan, juegan o proyectan en sus muñecos. Los cuentos y las historias ayudan a los niños a entender los acontecimientos, auxiliándolos en sentirse identificados con las emociones que presentan los personajes de las historias, y proporcionándoles ayuda ante cómo sobrellevar la situación. Al leer un cuento a los niños, se les permite que comuniquen lo que sienten y que en ocasiones, aclaren sus dudas o realicen preguntas. Existe material de lectura en línea y descargable que se relaciona con los sismos, un ejemplo es el cuento “Trinka y Juan, El día que la tierra se movió”, que explica a los niños cómo los personajes vivieron un sismo y las emociones que experimentaron durante y después. Dibujar y colorear dibujos que reflejen sus experiencias ayuda también a objetivizarlas y darles más sensación de alivio. Sugiere que en otra hoja dibuje el momento en el que se sintió tranquilo y seguro, haciendo énfasis en el sentimiento de bienestar y tranquilidad que vino después.
2. Facilita que fluyan las preguntas sobre lo sucedido, mismas que deben responderse con datos objetivos e, incluso, dar pie a investigar más al respecto. Es de gran importancia ser sinceros y explicar los acontecimientos con honestidad, sin dar detalles excesivos, sin exagerar o minimizar la situación. Utilizando un lenguaje que vaya de acuerdo a su edad, para que pueda comprender lo que pasó y reafirmando que en el momento presente se encuentran juntos y a salvo. Evita explicaciones del tipo «es un castigo de Dios» o «la Tierra está harta de nosotros», porque le da cuerda al pensamiento fantástico y es fácil que se genere más ansiedad por todo lo que imaginan y temen.
3. Respiración profunda. Cuando están bajo el influjo de su propia imaginación, es difícil contener la situación y de algo que no parece relacionado, saltan a conclusiones alimentadas por miedos más profundos, como cuando se enojan con su hermano porque no quiere compartir y, de un momento al otro, ya están pensando que un día sus papás no van a regresar por ellos a la escuela, o alguna situación extrema. La técnica que mejor funciona para tranquilizarse es inhalar en cuatro tiempos y exhalar en ocho.
5. Darles un objeto ( muñeco, carro, libro o diario) que es sólo de la niña o niño y que puede decidir si muestra o comparte si así lo decide. Esto es para generar sentido de propiedad/pertenencia, incluso si no perdieron su casa, pero cuánto más a quienes son parte de las en familias en situaciones de desamparo- ya que los pequeños necesitan tener certeza de cierta estabilidad de propiedad.
4. Pídeles sus ideas para crear un plan de emergencia familiar y/o escolar. Pueden, por ejemplo, praticar que hacer en caso de otra situación similar, para sentir más control. Lo que hemos hecho en casa es explicarle el plan familiar que tenemos en caso de emergencia en la ciudad: Cómo reaccionaremos cada uno, quién iría por ella a la escuela (por ejemplo), el punto de encuentro, qué tenemos en la mochila familiar de emergencias, etcétera. Y al pedirle sus propuestas han salido ideas como ponerles chips a las mascotas o usar Waze en lugar del GPS del auto para llegar a algún lugar seguro.
5. Que preparen una mochila con sus cosas. Es posible que, por una temporada, quieran salir a todos lados con la mochila o bolsa que armen. Déjalo hacerlo y asegúrale que estás pendiente de que nada le falte cuando están fuera de la casa. Algo similar que yo hago con mi hija es que entre las dos preparamos una bolsa ziplock mediana que mantiene en su mochila escolar, en la que lleva algunas cosas que puede necesitar en la escuela, como pañuelos desechables, una lista de los teléfonos que pudiera necesitar para contactarnos, un muñeco de peluche muy pequeño, incluso una muda de ropa interior. Generalmente ni se acuerda que tiene la bolsita ahí, pero le da tranquilidad saber que puede usar esas cosas si siente que las necesita.
Es importante hacerle saber al niño que es amado y que está acompañado por su familia que lo quiere y lo comprende. El contacto físico es muy importante para algunos niños, por lo que, abrazarlos, tocarlos y mostrarles afecto, les proporcionará la seguridad que necesitan en esos momentos. De igual manera, el pasar el pasar tiempo con ellos, acompañándolos en sus actividades, es primordial, evitando dejarlos solos por largos periodos de tiempo.
Finalmente, reintegrar.
Cada familia y persona se ve impactada de distinta manera, y a algunas les toma más tiempo que a otros asimilar las situaciones. Es por ello, que resulta útil realizar actividades que sean conocidas por los niños, como llevar una rutina tranquila antes de dormir, comer o cenar en familia. Se debe permitirles que jueguen y realicen sus actividades lo más parecido a su rutina usual. Continuar con sus horarios y rutinas regulares para generar un ambiente predecible. Comunicarle cualquier cambio para que conozca lo que pasará a continuación.
Por último, para saber cuándo se ha superado una experiencia traumática tanto en adultos como en niños, es necesario identificar que se puede pensar en lo sucedido sin angustiarse, ya no se siente amenaza como solía hacerlo y no piensa en el acontecimiento en momentos inapropiados. Para ayudar a los niños a adaptarse y a recobrar el sentido de normalidad, es importante ser tolerante y reconocer que los cambios en su comportamiento son normales ante una catástrofe. Estos cambios pueden estar presentes por aproximadamente 2 o 3 semanas en lo que el niño recobra su seguridad y estabilidad.
Los expertos.
NEUROINGENIA es una clínica de especialistas (Psicología, Pedagogía, Psiquiatría, Neurología y Neuropsicología) que contribuyen a mejorar el entorno y calidad de vida de niños, adolescentes y jóvenes, que atraviesan por alguna dificultad emocional, de conducta, aprendizaje, psiquiátrica o neurológica. Su método es efectivo y distinto ya que cada caso es analizado, investigado y canalizado con el experto correspondiente, para lograr un diagnóstico certero y personalizado, que realmente ayude al paciente y a sus familiares. http://www.neuroingenia.com/neuroingenia
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Paul Lenard Camacho, psicoterapeuta infantil.
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