Este año, el Met Gala no solo celebra la moda, sino el poder de la elegancia negra como forma de resistencia, creatividad y orgullo. Con el tema “Superfine: Tailoring the Black Style”, el evento se centra en la historia y evolución del Black Dandyism, un movimiento que ha usado la sastrería como símbolo de subversión, sofisticación y narrativa personal. Así lo define Jonathan Michael Square, profesor asistente de la materia «Black visual culture» en la reconocida escuela Parsons Design School.
A diferencia de otros años donde la extravagancia eclipsaba la intención, esta vez la moda es contundente: cada atuendo contará una historia, no de fantasía, sino de realidades complejas que se enfrentan con estilo.
Para Square, el Black Dandyism no es solo acerca de la estética si no un acto profundamente político ya que implican identificadores visuales como el traje pachuco (o Zoot suit), las camisas de colores vivos combinadas con trajes y tirantes anchos de Andre 3000 en el video de Hey Ya! y la mentalidad de que uno se está vistiendo para los otros, como una forma de protesta y performance al mismo tiempo.
¿Qué es el Black Dandyism y por qué es relevante hoy?
El Black Dandyism nace como respuesta al racismo estructural: hombres y mujeres afrodescendientes que, desde el siglo XVIII, usaban la vestimenta de élite no para mimetizarse, sino para reclamar su lugar con autoridad y elegancia. Era —y sigue siendo— una forma de decir: «Soy visible, soy digno, y tengo derecho a expresarme con belleza.» Se expande por siglos y acoge varios tipos de vestimenta, encontrando figuras representativas del movimiento en cada generación. Uno de los más conocidos iconos de los últimos años fue André Leon Talley -quien fuera por años el editor de moda y director creativo de la revista Vogue USA-. Solo hay que ver fotos de sus combinaciones en los ’70, antes de que sus capas enormes fueran su prenda héroe.
Hoy, esta estética se reinventa: mezcla códigos clásicos con expresiones contemporáneas, desde el afro futurismo hasta el streetwear elevado, sin perder el gesto de rebeldía.
¿Qué podemos aprender de esta gala tú y yo, lejos de Manhattan?
Que la ropa no solo nos cubre, también nos revela. La gala de este año nos recordó que el estilo no tiene que gritar para ser poderoso. Que la sastrería, bien pensada, puede ser tan política como un discurso. Y que el estilo no es cosa de celebridades: es cosa de conciencia.
En un mundo que constantemente nos encasilla, vestir con intención es una forma de liberación. Como estilista, te puedo ayudar a traducir tu historia, tu fuerza y tu identidad en una imagen coherente y poderosa. No necesitas una alfombra roja para vestirte con propósito. Solo necesitas conocerte mejor… y un poco de guía experta.
Agenda una asesoría conmigo y descubre cómo usar tu ropa como manifiesto personal. Porque tú también mereces vestir como quien reclama su lugar en el mundo, con dignidad, inteligencia… y estilo.
Aplica aquí para solicitar tu sesión personalizada de estilo
Facebook Comments