Más de cien años perfeccionando la prenda interior que más da de qué hablar
El brassiere se ha convertido en pieza clave en la relación que guarda la mujer con su cuerpo. Con el invento de esta prenda se transformó por completo la percepción de la ropa íntima femenina, demostrando que la funcionalidad y sensualidad no están peleadas, y mucho menos encasillada para ser utilizada a cierta edad o para determinadas siluetas.
Con el movimiento sufragista primero, y con la influencia en la política generada a partir de ideas más liberales -con rebeldes como Alice Roosevelt Longworth– y la creciente necesidad de integrar mujeres a áreas laborales que requerían libertad de movimiento, atrás quedaron los corsets que buscaban empujar y aplanar el pecho de la mujer, haciéndola sentir incómoda en todo el torso. Incluso antes, en 1873 la escritora Elizabeth Stuart Phelps reclamaba públicamente la obligación social impuesta a las mujeres de usar ropa interior constrictiva y promovía la quema de corsets en áreas públicas.
Fue hasta que el estilo de vida y las necesidades de las mujeres fueron cambiando que sus voces unidas retumbaron para ser escuchadas.
Un poco de historia.
En 1915, la activista newyorkina Mary Phelps Jacob, cansada de los incómodos y restrictivos corsets, decidió asistir a una noche de baile con su propia creación: juntó dos pañuelos que coció junto con un listón para cubrir su pecho, sobre ello usó un vestido escotado. Este invento causó sensación entre la alta sociedad de la ciudad; dos años después, la gran empresa Warner Brothers Corset Company compraría la patente de este cómodo invento y lo transformaría con innovación, visión y tecnología.
Estamos hablando de 1917, cuando Estados Unidos entra formalmente a la Primera Guerra Mundial. Más de 10 millones de hombres jóvenes se enlistaron para entrar al ejército, y esos espacios laborales que antes habían sido suyos comenzaron a ser llenados por mujeres, porque de algo tenían que vivir y la economía es de los motores más fuertes para empujar cambios culturales.
Fueron los hermanos Warner quienes en la década de los 30 escucharon a detalle a las mujeres para crear lo que en el mundo se convertiría en un referente para las distintas siluetas de las mujeres: la talla de las copas.
Siendo realistas, hay que saber que los brassieres son prendas de ropa complejas, porque están hechos de varias partes muy distintas entre sí. Las marcas de ropa interior industrializadas -llamadas «lencería y corsetería»- decidieron hace tiempo manufacturar los brassieres usando medidas standard que, en muchos casos, idealizan las medidas sobre las que se basan, así como la forma de los senos y su tamaño, lo que lleva a que la gran mayoría de las mujeres terminemos usando prendas que, si bien están disponibles en las tiendas, no necesariamente resuelven las necesidades específicas de nuestros cuerpos.
Para rematar, las compañías usan algo llamado «vanity sizes» o «medidas de vanidad», que es usar números o nombres poco claros que no tienen las medidas que se supone que deberían tener, para influir a las mujeres a comprar tallas que dan la impresión de que se es más delgado o que se tiene más tamaño de busto de lo que es en realidad. ¿Alguna vez te ha pasado que en cierto modelo y marca el bra que te queda es de una talla distinta a la de otro modelo de otra marca? Eso es medida de vanidad en acción.
En parte, el problema de esto radica en que es más fácil y barato vender productos industrializados, y también sucede que los estándares de manufactura internacional son básicamente ignorados -incluso podríamos decir que inexistentes- por lo que los métodos de medición varían ampliamente entre marcas y compañías.
Con estos retos, la mayoría de las mujeres tiene problemas serios para encontrar un brassiere que realmente le quede bien y cómodo. Y, si eres como yo hace unos años y la gran mayoría de las mujeres, seguramente sigues usando la misma talla, marca y modelo de bra durante el resto de tu vida, sin tomar en cuenta los cambios por los que tu cuerpo va pasando… Resultando en que al menos el 85% de las mujeres en el mundo eligen y usan brassieres en tallas equivocadas. Y, claro, sufren las incomodidades diarias que vienen como consecuencia de esto.
Sin embargo, hoy hay compañías que son todavía pequeñas pero que están pensando fuera de la caja – ¿o de la copa, mejor dicho?- y tienen opciones de brassieres que varían en un rango de tallas y copas hasta con 200 combinaciones diferentes. En Estados Unidos, está Third Love o Jenette Bras , mientras que en México La Talla Perfecta da este mismo servicio.
Hoy en día la elección debe ser consciente
En la actualidad muchas mujeres han abierto los ojos a la realidad de que, como muchas prendas de vestir concernientes a las mujeres, el tipo de brassiere que elige está consciente e inconscientemente afectado por las percepciones sociales de lo que debe considerarse como la falacia del «cuerpo femenino ideal», concepto que de hecho, ha cambiado a través del tiempo. Este dictado de las convenciones sociales está influido por la política, la economía y, hasta ahora, por la tendencia constante de la cultura por objetificar a las mujeres para placer de los hombres. Porque sí, a algunas usar bra les puede parecer cómodo y conveniente, pero quitando que sea una prenda que cubre y sostiene el busto, realmente no hay ninguna razón obligatoria por la cuál usar brassiere, y cada vez hay más mujeres que deciden no usarlo en su vida diaria, independientemente del tamaño de sus pechos. Y ESTÁ BIEN.
Como podemos ver, en estos 105 años el brassiere se ha convertido en una prenda no solo conveniente para sostener el busto, sino también en un objeto que permite expresar opiniones sobre la moda y la cultura.
Que siga siendo esta prenda intrínsecamente femenina una que ayude a dar voz a todas las que queremos más equidad de género en todos los aspectos de la vida.
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