Dejando como herencia el foco de atención dirigido al ejercicio y la sana nutrición infantil con la iniciativa #LetsMove entre otras causas sociales, además de un estilo personal cálido y multicolor, Michelle Obama ha dejado la Casa Blanca junto con su esposo y sus hijas.
Hace unos días, mi amiga Eileen Truax, quien es periodista en Los Angeles para medios en español e inglés, me pidió mi opinión sobre el legado de estilo que deja Michelle Obama. El artículo final se publicó en el periódico El Universal y puedes leerlo aquí. Como puedes imaginar, por cuestiones de espacio y el tema redondo, mi comentario tuvo que ser editado para el artículo; sin embargo, escribirlo me dio la oportunidad de investigar y reflexionar otra vez sobre el poder de la ropa como medio de comunicación no verbal. Aprovecho este espacio para compartirlo.
Michelle Obama, con su estilo al vestir, ha logrado conciliar dos supuestos extremos a los que nos enfrentamos las mujeres modernas: Mantener la feminidad mientras ejercemos posiciones de poder. Al mismo tiempo, impulsó los diseños de jóvenes creadores (como Jason Wu, Thakoon, Prabal Gurung, Cushnie et Ochs…) dejando claro que se puede llevar ropa en tendencia sin ser una adolescente.
Si a su gusto por los vestidos en colores brillantes y estampados, le añadimos su innegable carisma, tenemos el ícono de estilo de tantas mujeres que son madres, trabajan, tienen un presupuesto limitado -no olvidemos que gran parte de los conjuntos que usó durante sus ocho años como Primera Dama, son de tiendas y marcas de consumo masivo entre las estadounidenses, como J. Crew y Ann Taylor-; y muchas de estas mujeres tienen dimensiones corporales, facciones y/o tono de piel que no se ve representada en las de las modelos tradicionales de revistas y catálogos.
Otro de los ingredientes de su consagración como figura de estilo influyente es su extrema coherencia: Su mensaje verbal y no verbal se complementan con sencillez y elegancia. Su arma más poderosa para transmitir los mensajes que quiere dejar claros en la audiencia, es su estilo integral: Refuerza sus palabras con los mensajes no verbales; usa su atlético cuerpo para reafirmar su compromiso con la salud y la prevención a través de alimentación saludable y ejercicio. El estilo personal es una de las muestras del propio carácter.
Sí, la entrante primera dama de Estados Unidos parece estar siempre lista para las fotos, tal y como su profesión de antaño -el modelaje- lo requiere. Sin embargo, aunque hereda el título de FLOTUS, difícilmente veremos que herede el carisma y la influencia en el estilo de la persona promedio de la misma manera que su antecesora, Michelle Obama.
Referencias:
What Michelle Obama Wore and Why It Mattered [New York Times]
Michelle Obama didn’t like to discuss her clothes, but they spoke volumes [Washington Post]
A Michelle Obama Blogger Looks Back at 8 Years of FLOTUS Style [Racked]
Archived posts by designer [Mrs O Blog]
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